La asesoría fiscal cualificada es una de las salidas profesionales con mayores posibilidades en el mercado laboral actual. Todos tenemos obligaciones tributarias y este tipo de cuestiones suelen ser objeto de grandes quebraderos de cabeza tanto para empresas como para personas particulares. Y es que realizar estos trámites no resulta nada sencillo. De hecho, el desconocimiento de las cuestiones fiscales y los cambios frecuentes en la ley hacen que sea muy fácil cometer errores que pueden acarrear sanciones graves.
En este sentido, el asesor fiscal se encarga de llevar a cabo los deberes tributarios de sus clientes y de ofrecerles consejo sobre las distintas cuestiones financieras de su actividad laboral y económica, de manera que sepan cuáles son sus obligaciones fiscales y que puedan cumplir con la legislación vigente.
Pero también se ocupan de asesorar a empresas en las cuestiones de planificación financiera o estratégica, de la gestión de impuestos y de otro tipo de operaciones más complejas como la fusión de empresas. Con lo cual, entre sus obligaciones se encuentra la de ser capaz de explicar de manera sencilla todas aquellas cuestiones y conceptos que son más difíciles de comprender para personas no expertas en este terreno. Haciéndoles saber cuáles son los riesgos a los que se exponen por el incumplimiento de sus obligaciones tributarias.
Por otro lado, el asesor fiscal también debe conocer a la perfección las leyes tributarias para conseguir los mejores mecanismos para que sus clientes paguen la menor cantidad de impuestos posible. Por supuesto, siempre cumpliendo la ley para evitar sanciones. Se trata de optimizar, en la medida de los posible, la carga fiscal de sus clientes sin que corran ningún riesgo. Para ello, debe saber analizar la realidad del entorno jurídico y tributario para lograr las mejores soluciones ante posibles imprevistos y siempre dentro de los plazos fijados.
Además, debe velar por los intereses de sus clientes. Por ejemplo, frente a una posible inspección tributaria, el asesor fiscal debe facilitar la información necesaria y representar a su cliente frente a la Administración Tributaria. Ocupándose de contrastar y gestionar la información. Por eso, cuando se ejerce con ética y con una sólida formación, se convierte en una magnífica salida laboral que además permite vivir de manera holgada y disfrutar de un puesto de trabajo estable.
Salidas laborales de la asesoría fiscal
Si decides completar tu formación con un máster o un curso de asesor fiscal, debes saber que existen diferentes salidas laborales que tienes a tu alcance. Por ejemplo, puedes trabajar como asalariado en una empresa formando parte del departamento jurídico o financiero, manteniendo al corriente a la compañía de sus obligaciones tributarias.
Pero también existe la posibilidad de trabajar en un despacho de abogados, trabajando con aquellos clientes que necesiten estos servicios en el despacho. O en entidades bancarias y otros operadores del mercado financiero en áreas relacionadas con el asesoramiento financiero fiscal y en empresas de consultoría y auditoría en áreas relacionadas con el derecho tributario. Incluso, puedes preparar unas oposiciones a asesor fiscal para trabajar dentro del sector público.
Por supuesto, no debemos olvidar la opción de crear tu propia asesoría y convertirte en profesional autónomo, siendo tu propio jefe y, si todo va bien, contar con tu propio equipo de profesionales al que dirijas y que se ocupen de asesorar desde el punto de vista fiscal, jurídico y tributario a los clientes de tu despacho.
¿Qué hay que estudiar para ser asesor fiscal?
Para poder trabajar como asesor fiscal, es recomendable haber cursado una carrera o ciclo de FP relacionado con la economía o empresariales. Pero el aumento de la demanda de los servicios de asesoría fiscal en los últimos años ha hecho que también muchos titulados en Derecho hayan decidido trabajar como asesores fiscales por sus conocimientos en la ley. Y lo mismo ocurre con titulados en Ciencias Políticas.
Eso sí, hay que decir que, para trabajar en una gestoría, no es requisito indispensable contar con formación universitaria, siempre que se tenga algún título que demuestre los conocimientos en torno a estas materias.
En cualquier caso, ya se haya estudiado economía, ADE, Ciencias Políticas o Derecho, lo cierto es que para ejercer, es necesario adquirir conocimientos y competencias concretas relacionadas con la tributación directa o indirecta, la Seguridad Social, la defensa del contribuyente y las haciendas sociales, entre otras. Competencias que pueden adquirirse a través de los cursos de asesoría fiscal que hemos seleccionado para ti en TopFormacion.
La formación que proporcionan los cursos de asesoría fiscal confiere a los estudiantes un perfil que los sitúa en un lugar preferente para ejercer en este ámbito de manera profesional o para presentarse a unas oposiciones de Gestión de la Hacienda Pública estatal, autonómica y local o del Cuerpo de Inspección. Una formación especializada que es muy apreciada también dentro del ámbito de las empresas privadas. De hecho, son muchas las gestorías las que demandan una alta cualificación para poder optar a un puesto de trabajo en la empresa.