Facebook, Linkedin,Twitter… estas redes sociales y otras muchas han dado un vuelco a nuestrasvidas. La forma de comunicarnos no volverá a ser la misma, como tampoco lo serála manera en la que nos mantenemos al día de lo que pasa en el mundo. Con másde 19 millones de usuarios en España y hasta 86 de cada 100 empresas activas en social media, está también fuerade toda duda que la forma de buscar empleo, de contactar con las empresas y deseleccionar a los candidatos ha dado un giro de 180 grados que, si nos pilla acontrapié, puede dificultar el acceso a un puesto de trabajo.
Para que esto noocurra, desde TopFormacion compartimos un decálogo de lo que no deberías estarhaciendo en redes sociales si pretendes usarlas para encontrar empleo o si, almenos, quieres evitar que tus perfiles ahuyenten a potenciales empleadores.
Decálogo de lo que no debes hacer en social media
Aunque en esteuniverso opere en parte el ‘cada maestrillo tiene su librillo’, hay al menosdiez cosas que todo profesional o candidato debería tener en cuenta para nocerrarse, de un golpe, las puertas de acceso a ese puesto de trabajo que encajacon su perfil.
1. Cada cosa en su sitio
Aunque,en muchas ocasiones, las redes sociales se empleen indistintamente, cada unatiene sus particularidades y sus usos. De ahí, lo de cada cosa en su sitio.Revisar un perfil de Linkedin –la red social para el empleo por antonomasia- ycomprobar que el usuario lo utiliza para compartir chistes o impresiones conamigos no será la mejor práctica, por común que sea. Reserva para Facebook estetipo de contenidos (y si es en privado, mejor) y centra tu actividad en Linkedin en informaciones relacionadas con tusector, por ejemplo las que publiquen los influencers u otros profesionales y expertos en tu área deespecialidad.
2. Una foto vale más que mil palabras
¿Hasoptado, en tu perfil de Linkedin, por esa fotografía que tanto te gusta de tusúltimas vacaciones o de una salida con amigos? Si es así, salvo paraprofesiones muy concretas, ¡error! Una imagenprofesional es clave en este tipo de redes orientadas a favorecer elcontacto entre profesionales y empresas, por lo que apuesta por ella. Otraopción que gana enteros en países como Estados Unidos es prescindir de lafotografía para que tu formación y experiencia hablen por ti.
3. La pasividad, mejor para otra cosa
Quedarsede manos cruzadas a la espera de que la empresa a la que pretendes incorporartete encuentre entre los miles de perfiles que plagan las redes, no será unabuena estrategia. Esto es así no solo porque se lo estés poniendo difícil si nointeractúas, sino por el mensaje sobre ti mismo que estás lanzando: ¿me interesa un candidato que no es capazde poner toda la carne en el asador? ¿que no tiene iniciativa para contactarmey vender sus cualidades? Piénsalo y encontrarás la respuesta.
4. ¿Última actualización en 2016?
Muyen sintonía con la pasividad, aquellos que no hayan actualizado sus perfiles ensemanas o, incluso, meses, no están hablando bien de sí mismos. Lo mismoocurrirá si un reclutador observa que tu nivel de interactuación equivale acero aunque, ojo, selecciona con quién interactúas y sobre qué, porque más valepoco y acorde a la imagen de ti mismo que quieres proyectar, que mucho pero deltodo inadecuado para esa reputación online que estás buscando o que unreclutador querría encontrar en ti.
5. Quejas, quejas y más quejas
Elespíritu crítico es una cualidad valorada por las empresas. Ahora, si todo loque compartes en tu muro de Facebook es negativo, corres el riesgo de que elpotencial empleador se forme una imagen incorrecta que le lleve a pensar queeres una persona negativa o tendente al pesimismo. Estos aspectos no suelen formarparte de la imagen de candidato ideal que buscan las empresas, por lo que tenloen cuenta y, aunque apuestes por la crítica, recuerda que todo debe ir en sujusta medida.
6. Opiniones sobre tu empleador
¿Tuempleo actual es un infierno?, ¿te pagan poco?, ¿no te sientes valorado? Si esasí, es normal que busques otro trabajo y que te quejes, pero mejor que no lohagas en tus perfiles públicos. Comentarios negativos sobre la empresa para laque trabajas o sobre experiencias laborales pasadas, no serán bien recibidospor los que podrían ser tus futuros empleadores, que pueden ver en laexposición pública de los conflictos laborales un riesgo para su propia imagen.
7. 7.- Sé más que un niño de primaria
Quelas redes sociales, especialmente las de microblogging,como Twitter, están cambiando la manera de expresarse, es cierto. Ahora, ni lanecesidad de echar mano de las abreviaturas para que tu idea cuadre en 140caracteres, ni las prisas por compartir un comentario sirven de excusa paraentradas plagadas de faltas de ortografía. ¿Quieres que una empresa piense queeso es lo que ofrecerás cuando tengas que redactar un informe o que contactarcon un potencial cliente? Entonces, mantén a raya esos fallos tal y como lohacías en los exámenes de fin de curso porque, en el empleo, las faltas tambiénsuspenden.
8. De ideologías y otras opiniones
Aunqueesta norma no vale ni para todas las personas, ni para todos los sectores; porlo general no jugará a tu favor pronunciarte contra determinada ideologíapolítica puesto que, al final, nunca sabes si esa es precisamente la quedefiende la empresa para la que acabas de presentarte como candidato. Por otraparte, y como ocurre en el día a día offline,realizar comentarios sexistas o racistas, por ejemplo, así como lanzar mensajesofensivos o recurrir a la mentira en tus redes no ofrecerá la mejor de lasimágenes.
9. Sexo, drogas y rock & roll
Todoel mundo puede tener sus momentos de mayor o menor desenfreno, sus salidas, suspatinazos, etc. Ahora, de ahí a que eso se convierta en tema recurrente en tusperfiles, va un trecho. Esa foto de la última salida que se te fue de la mano,por poner un ejemplo, no trabajará a favor de tu reputación online ni es loprimero que quiere ver de ti un profesional de recursos humanos que se mete entu muro para decidir si te contrata. Hasta ahí le ha llevado tu currículum asíque no lo eches a perder.
10. Lo que no querrías que tu madre supiera de ti…
Alfinal, como han apuntado muchos gurús del tema, buena parte del secreto de loque nunca, pero nunca, deberías compartir en tus redes sociales está,precisamente, en esa idea: todo aquello que no querrías que tu madre ocualquier otro familiar supiera de ti o que te avergonzaría ante ellos deberíasmantenerlo tan lejos como puedas de tus perfiles.
Estos puntosbásicos son, sin embargo, adaptables en algunos casos, puesto que lo que cuadrepara un ejecutivo o un científico no será con total probabilidad lo mismo quele funcione a un trabajador de una ONG o a un profesional del espectáculo, unmúsico u otros perfiles relacionados con las artes, en los que la originalidady cierto nivel de riesgo pueden ayudar.
Por ello, aplicar la lógica y ponerse en la piel delprofesional de los recursos humanos que está del otro lado de la pantallaserá una buena práctica a incorporar por parte de todo aquel que pretenda sacarprovecho de las redes sociales para firmar un contrato de trabajo. Tener una estrategia clara y trabajarla conconstancia para que refuerce tu imagen personal, será otra práctica a tenermuy en cuenta.
Solo un dato paraquienes todavía no se hayan decidido a incorporar las redes sociales a labúsqueda de empleo o para quienes no vean clara su influencia: más del 80% de las empresas revisan losperfiles en redes sociales de los candidatos preseleccionados para unaoferta. Además, en al menos la mitad de los casos, los reclutadores cambiaronde parecer, para bien y para mal, tras revisar el contenido compartido por unaspirante.
Como ves, lo quesobra y falta en tu perfil es más importante de lo que parece, por lo queseguir este decálogo será un paso para evitar disgustos. Además, si se teescapan conceptos de branding o desocial media, no dudes en reforzar estas habilidades con cursos enredes sociales que te ayudarán a no cometer errores, a ser más visible y,si todo marcha, a convertir tu cuenta en Facebook o en Twitter en tus mejoresaliadas para acceder al empleo.
